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Reportaje: MINI Paceman John Cooper Works.

MINI Paceman John Cooper Works
MINI Paceman John Cooper Works

Que no me entere yo que ese…bueno, da igual.

Dicen las malas lenguas que el MINI Paceman es un coche que desafía a la lógica. Dicen por ahí que no tiene sentido un coche de esas características existiendo ya un MINI Countryman con las mismas prestaciones, el mismo tamaño y 2 puertas más. Dicen muchas tonterías, la verdad.
Además, si tuviéramos que hacer caso a lo que dice la gente, nunca acabarías conduciendo un MINI.

Así que haciendo un –también ilógico- doble salto mortal, nos hemos subido a un MINI Paceman John Cooper Works y hemos decidido hacer el artículo que ningún periodista del motor haría jamás. Porque nosotros, para empezar, no somos periodistas por mucho que lo intentemos. Somos fans. Y es muy difícil ser objetivo cuando eres de los que se les escapa una sonrisa malévola cuando el tubo de escape petardea con un sonido ronco y profundo. Reconócelo, a ti también te pasa. No se puede ser objetivo cuando aprovechas cualquier ocasión para hacer una foto a tu MINI, con la excusa de que “es que mira que fotaca”. Es imposible cuando la gente te cuenta sus experiencias con las generaciones anteriores de Mini y se siente curiosamente atraída por un modelo que no conoce.

Y en esta prueba, afortunadamente, ha habido muchos de esos momentos.

Así que, retomando el hilo, hemos decidido hacer la prueba que no haría un periodista. Simplemente hemos pensado que la mejor opción era salir a disfrutar de este MINI Paceman y descubrir si ese sentimiento de fan es algo contagioso, si la gente lo lleva dentro y sólo necesita salir a flote o si es algo que sólo vemos nosotros y necesitamos urgentemente atención médica especializada. Aunque, pensándolo bien, ninguna de las 3 opciones descarta a las anteriores.

MINI Paceman John Cooper Works

Llantas de 19″ para que no quede ninguna duda de quien manda.

De todas formas, aunque estemos bastante acostumbrados a la línea y comportamiento de los diferentes modelos de la marca, ver cómo se abre una compuerta y aparece la imponente figura de un miembro de la familia John Cooper Works, es algo que nos sigue erizando los pelillos de la nuca.

Las llantas de 19” son (adivina) absolutamente ilógicas, pero con estilo y elegancia, dejando ver entre los radios las enormes pinzas de freno. No hemos publicado ninguna fotografía dentro del hangar de entregas, porque con el reflejo de las luces sobre la pintura nueva y el contraste de colores, nos han parecido, simplemente, pornográficas. Nos las guardamos para nuestros momentos más íntimos.

Cuando entramos en el modelo de prueba, nos dimos cuenta de un detalle importante y que hemos agradecido durante todo el viaje. El coche tiene prácticamente todos los accesorios disponibles en el catálogo. Es decir, que es el modelo más extremo que se puede conducir, juzgar o criticar.

Poner la llave, encender el contacto y notar que el motor ruge para darte la bienvenida es algo que ya anuncia un viaje lleno de sonrisas malévolas. Desgraciadamente, la curiosidad por el sonido nos desvela una #FAIL estético que tienen en común otros MINI. El horrible acabado de la cola del tubo de escape, que a priori parece una salida enorme, pero no es más que un trozo de tubo que ni siquiera encaja. Muy mal señores diseñadores, muy mal. No podéis decepcionar a los fans con algo tan importante. Despedidos.

Nuestra primera etapa del viaje fue eminentemente urbana. Pensamos que era una buena idea juzgar el aspecto exterior por la reacción de la gente que lo mira en los semáforos. No se trataba de ser el centro de atención, la idea era ver cuánta gente siente curiosidad. Y lo cierto es que el número ha sido bastante elevado. Tanto los peatones como los conductores que se situaban a nuestro lado hacían comentarios y sonreían asintiendo con la cabeza en señal de aprobación. Incluso una pareja de motoristas de la policía que paró a nuestro lado comentaron algo entre ellos y llevaron sus cuellos al límite de torsión, así que deducimos que era algo positivo y que no incumplimos ninguna normativa legal.

Qué bonito tubo de esc...espera...NOOOOOoo!!

Qué bonito tubo de esc…espera…NOOOOOoo!!

La conducción en ciudad es cómoda y ágil, más de lo que pueda parecer si estás acostumbrado a los modelos más compactos de MINI, así que nos propusimos llevar un coche un paso más allá para ver de lo que es capaz: Nos fuimos de compras a un centro comercial.
A pesar de su anchura, entra de sobra en las plazas más estrechas y el maletero es suficientemente ancho para una mountain bike desmontada, un carrito de bebé plegado y varias maletas. Eso sí, usando toda nuestra experiencia de años jugando al Tetris*.

*¿Ves mamá? ¿Ves como no estaba perdiendo el tiempo y algún día lo iba a usar?

Aparcar en la calle es una tarea tan sencilla que casi ofende. Si el sensor de parking te recuerda en voz alta lo inepto que eres aparcando, las enormes ruedas te ayudan a superar bordillos sin apenas suspirar de esfuerzo. La sensación es parecida a la de aparcar un coche pequeño, pero con las ayudas y beneficios de un todo-terreno de alta gama. Lo fácil se vuelve más fácil.

Después de tan magno y sofisticado análisis científico (arranca-aparca-arranca-vámonos), nos metimos en la primera autopista que encontramos, dispuestos a hacer los kilómetros que un motor de 218cv nos permita hacer. Y para nuestra sorpresa, fueron muchos más de los que esperábamos.

Pronto encontramos un peaje. Para quien no lo sepa, un peaje es un sitio que los otros conductores ven como un injusto puesto de extorsión, donde te obligan a parar, bajar tu media de velocidad, te cobran un dineral y todo se hace eterno. Cuando conduces un MINI, un peaje es la cabina de tickets de un parque de atracciones. La salida de una montaña rusa. El principio de un tobogán acuático. ¡Y por muy poco dinero!

Aclarado esto, pagamos nuestro ticket y arrancamos de la forma que cualquier MINI fan sabe hacer, siempre dentro de los límites legales y de la seguridad vial. Bueno…ya nos entendemos.

MINI Paceman John Cooper Works

Preparados para girar cabezas.

La aceleración de salida es buena, muy buena, pero no tanto como uno de los modelos más compactos. Obviamente, se tienen que notar los 300 kg de lastre respecto a los otros modelos. Pero lo que de verdad se nota es la aceleración en ruta. El MINI Paceman John Cooper Works no pierde potencia en marchas largas. Las “patadas” del motor cuando tratas de acelerar siguen siendo “coces de burro” aunque vayas en sexta marcha. En algún momento llegamos a decir “espera, ¿en qué marcha vamos?” porque el tirón sigue siendo espectacular entra las cuarta y la sexta. Así que no tenemos un verdadero cohete en las salidas de autopista, pero sí que tenemos un Halcón Milenario en plena huida de las naves imperiales.

Llegaba la hora de comer para nosotros, aunque no para el MINI, que apenas había variado la aguja de consumo de combustible. Elegimos Palafolls como destino, entre otras mil virtudes por ser el lugar más cercano a donde estábamos en ese momento. Antes de elegir restaurante, creímos conveniente visitar las joyas del lugar, como por ejemplo, las zonas de curvas. Lógicamente, las curvas mejor hacerlas “antes” de comer.

El paso por curva se nota algo extraño. Puede que el exceso de peso en el frontal del coche influya bastante pero se nota cierto cabeceo en las curvas en las velocidades más bajas. Las dudas y las correcciones de volante hacen que el coche se comporte de forma pesada, oscilante, con ciertos cabeceos, lo cual nos ha parecido un tacto muy extraños para unas suspensiones John Cooper Works. Las curvas y las rotondas fueron algo decepcionantes. No nos los explicábamos. Paramos en una zona deshabitada, hicimos unas fotos y nos miramos pensando “no puede ser”. Así que volvimos a realizar el recorrido inverso, esta vez, al límite de la velocidad máxima establecida.

De repente, lo que antes eran cabeceos, ahora eran entradas sólidas. Lo que antes era inestabilidad, ahora era circular como un tren sobre raíles. Lo que antes parecía sobrepeso en la zona delantera, ahora era casi un control de tracción por geometría.

El MINI Paceman John Cooper Works exige un breve periodo de adaptación para encontrarle el punto exacto de disfrute. Eliminar las decepciones pasa por llevarlo al límite, para darte cuenta de que su límite está mucho más lejos de lo que parece. Conducir este MINI de forma tímida nos llevará a culparle de defectos que nos son del todo suyos.

Satisfechos por habernos reencontrado con ese go-kart feeling que tanto nos gusta, fuimos a llenar la panza sin preocuparnos por los gastos.

– Un bocadillo de bacon para mi
– Para mi de bacon…¡y queso!
– Di que sí, valiente.

Aparcamos cenca de una zona ajardinada, con terrazas, para tenerlo siempre a la vista. No para evitar un robo, es que simplemente nos gusta mirarlo desde lejos. Además, nos inspiraba el hecho de poder mirarlo con cierta perspectiva mientras tomábamos notas, viendo que el cielo azul de la mañana se estaba transformando en unas nubes de tormenta que, lejos de empeorar el día, provocaba un contraste aún mayor con el entorno, realzando la imagen del MINI. Dios mío, creo que estoy enamorado.

Cuando terminamos de comer nos propusimos elevar el listón todavía más.

– Un café.
– Yo un café…¡con hielo!
– Vale, tú ganas.

Justo a nuestro lado, descubrimos una pequeña galería de arte, con un escaparate repleto de pinturas que narraban la historia de los mundiales de rally, de la Fórmula 1, del mundial de turismos. Todavía era temprano y la persiana estaba cerrada, pero dentro se dejaba ver un cartel con un teléfono móvil de contacto. Dicho y hecho, llamamos y pedimos una entrevista al responsable de la galería. Una persona con tanta pasión por el mundo del motor tenía que aparecer en este análisis.

MINI Illustration

El señor Jordi en su estudio.

Minutos más tarde, nos encontramos con el señor Jordi, un verdadero apasionado por el mundo del motor, conductor profesional durante casi toda su vida y que ahora, jubilado, se dedica a disfrutar de la vida como mejor sabe; siendo él mismo y sin dar explicaciones a nadie.
El señor Jordi nos recuerda mucho a nuestro MINI Paceman John Cooper Works. La primera impresión es la de un hombre imponente, serio, distante en el trato. Pero una vez has cruzado la barrera de la timidez, es alguien agradable, divertido, capaz de llenar tu vida de anécdotas.
Nos cuenta que, en realidad, sólo lleva un año pintando gracias a un regalo de su hija. Nos asegura que no ha recibido ningún tipo de clases ni de formación artística y que le encantaría encontrar a alguien que le ayudara a mejorar su técnica. Él sólo hace lo que le sale de dentro, y hay que decirlo, muy bien hecho. La humildad es una gran virtud en la gente con tanto talento.
Además, se ve que es alguien querido por la gente. Una inesperada visita de un ex compañero de trabajo nos hace entender que es una de esas personas que forja las amistades a lo largo de los años con el mismo talento y paciencia con el que pinta sus obras.
Desde las paredes nos observan los momentos mas importantes de la historia de la competición automovilística. Escenas de velocidad, llegadas a meta, pasos por curva bajo la nieve y la lluvia, fondos de espectadores con paraguas resistiendo aguaceros para poder ver a sus héroes….
Nos entran ganas de comprar una, dos…¡todas! Pero desgraciadamente eso es algo que no va a ocurrir. Su intención al montar la galería no era vender sus obras. En realidad sólo buscaba un lugar donde trabajar y poder ver sus pinturas bajo una nueva luz, con una nueva perspectiva. De hecho, ninguna de sus pinturas está en venta.

Un profesional del motor, que tras dejarlo todo, decide dedicarse a pintar escenas de competición y se niega a vender su arte a pesar de exponerlo en una galería. ¿Existe a caso algo más “Not Normal”?

Entonces, de repente, llega ese mágico momento:

– Pues yo recuerdo que cuando estuve en la mili, íbamos en un Mini del cuartel a casa.

MINI Illustration

Ni lo intentes. Sus obras no están en venta.

Con los ojos como platos, le pedimos que nos lo cuente con todo lujo de detalles. Ante nosotros empiezan a brotar historias sobre carreteras surcadas a bordo de un Mini British Racing Green de techo blanco que devoraba kilómetros entre Sant Boi y Barcelona, junto a su amigo y compañero de cuartel. Ese era el momento perfecto de hacerle una propuesta indecente al señor Jordi. Le llevamos fuera y le pedimos su opinión sobre nuestro MINI Paceman.

Inicialmente, se acerca con respeto, observándolo desde la distancia. Prueba la apertura de puertas, la textura de los materiales, el ruido del motor y la insonorización. Nos dice que indudablemente es un MINI, pero con unos acabados más BMW. Y lo dice con criterio. Haciendo gala de su educación y prudencia, no se atreve a hacer un análisis más profundo y nos despedimos de él. Nos vamos con ganas de más anécdotas y de llevarnos a casa alguna de sus pinturas, pero con la alegría de haber conocido a alguien tan especial.

Contentos con el resultado, nos vamos en búsqueda de más curvas pero –oh, magia- se nos cruza en el camino un cartel que nos anuncia un inesperado giro a nuestra aventura.

Junto a nosotros, un cartel que indica “Aeródromo”.

Si todavía no has entendido por qué motivo nos parece especial pasar cerca de un cartel de aeródromo, deberías ver nuestro vídeo resumen de aniversario en el que todos los fans volamos juntos.

MINI Paceman John Cooper Works

Adivina cuál de los 3 vuela más bajo, pero tiene más potencia.

En cualquier caso, tomamos el desvío y entramos. A primera vista, el aeródromo de Palafolls nos recuerda a los campos de aviación británicos que la RAF usaba durante la guerra. Una extensión de hierba recién cortada y unos hangares de un color gris plomizo que nos transportan a épocas de experimentación, innovación y aventura. En la zona de aparcamiento, sólo hay un coche. Nuestro instinto detectivesco nos dice que es un claro indicio de que allí hay alguien. Vaya tela con el instinto detectivesco…
La única persona del aeródromo está de espaldas a nosotros, reparando algo que seguro que te hace volar. O frenar. O yo qué sé.

Resulta que se trata de Pere Roura, el propietario del aeródromo y principal impulsor de esa iniciativa de la que se acaban de cumplir ahora exactamente 21 años. Una arriesgada propuesta que luego os explicaremos.

Pere nos recuerda en un principio al señor Jordi y por extensión a nuestro Paceman. Es un hombre bien parecido, robusto, que mira de frente. Es, exactamente, lo que ves, sin esconder nada. Se comporta honestamente con nosotros y es incluso más divertido cuando le aprietas.

Es una de esas personas que viven por y par un sueño y que le importan bastante poco las críticas de los demás. Él vive según sus principios y creencias, sobreponiendo la eficiencia a la apariencia. Pere ve más allá de lo que hay a simple vista. No en vano, hace más de 20 años compró una escombrera, desolada, abandonada de cualquier cuidado y despreciada por todos. Con 27 años, él no veía una escombrera llena de basura. Él veía un campo de aviación, un lugar donde cumplir su sueño.

En contra de lo que la prudencia y de lo que el resto del planeta hubiera hecho, se embarcó en un proyecto que le diera de comer, pero que sobretodo, le hiciera feliz. Hoy en día, su empresa es un centro de vuelo y formación aeronáutica que recibe visitas de todo el mundo, incluyendo algún amigo japonés. Vale mucho la pena dejarse llevar en la carretera y poder descubrir un rincón como ese y conocer a alguien así por sorpresa.

Por segunda vez en el día, nos encontramos con alguien NOT NORMAL, alguien que se arriesgo al ver más allá de lo que los otros podían ver, que puso en marcha un proyecto imposible para demostrar que volar es algo que está al alcance de la mano. Y, de repente, vuelve a llegar el momento mágico:

– ¿Sois de una web de MINI? Pues yo creo que la empezaron a cagar cuando sacaron la película esa que se meten por las alcantarillas…

¡Fantástico! Es alguien que no está contaminado como nosotros. No es un fan, es alguien objetivo que nos puede dar una opinión realista y sin tapujos. Alguien mejor que nosotros mismos para juzgar el MINI que estamos conduciendo. Así que le pedimos por favor si nos permite entrar el coche cerca del hangar para tomar unas fotos junto a los aviones y, haciéndonos prometer que vamos a respetar todas las normas, accede a la propuesta.

La primera reacción llega cuando ve el MINI Paceman cara a cara.

– Pero…pero esto es un pepino.

MINI Paceman John Cooper Works

Entrando en pista. Listos para despegue.

Aunque al principio declina la oferta de entrar por tener las manos todavía sucias de trabajar, pronto aparece un trapo que soluciona el problema. Una vez sentado, observa cada detalle. La consola central con GPS, el sistema de llave y arranque, la iluminación interna… Tras el arranque inicial, el borboteo en la parte trasera le invita a dar unos acelerones en parado. Primero de forma prudente, para no excederse. Poco a poco, algún pisotón puntual, que se transforma en una mueca de satisfacción.

Pere nos dice que se ve de lejos que es un coche más sólido y más actualizado que los Mini que él conoce. La conversación gira entonces en torno a la evolución de la tecnología industrial, de la importancia de la seguridad, tanto de lo que vuela como de lo que circula pegado al suelo. Se ve que es alguien cabal y con criterio, con los pies en el suelo a pesar de que su alma y sus sueños están cruzando países entre las nubes.

Nos despedimos de Pere, con la firme intención de volvernos a ver algún día no muy lejano.

Al salir del aeródromo, nos damos cuenta de que ya tenemos 3 opiniones. En primer lugar, la nuestra, como fans y conductores habituales de un MINI. En segundo lugar, la de un profesional del motor, que ha conducido un Mini clásico y que se considera abierto a nuevas ideas y propuestas de vida. Y en tercer lugar, la de un emprendedor, arriesgado, forjado a martillazos en la cultura del emprendedor y de la colaboración, alguien contradictorio en cierto modo, que es capaz de ser escéptico y realista a la vez que es soñador y creativo. Quizá nos falte alguna opinión complementaria, pero no acertamos a imaginar cuál.

Aparcamos el MINI junto a una pared, para hacer la penúltima sesión de fotos aprovechando el mejor fondo que nos ofrece la más pura improvisación. La pared multicolor de un campo de fútbol, junto a unas escaleras en las que los jóvenes se sientan a pasar la tarde. Somos una inesperada visita y vemos que alguno de ellos hace fotos desde lejos con su teléfono móvil.

Tras unas cuantas instantáneas y cambios de objetivo se nos acerca uno de los jóvenes allí sentados.

– ¿Os puedo hacer una pregunta?
–  Claro.
– Eso es un MINI ¿verdad?
–  Sí, es un MINI.
– ¿Y qué MINI es?

MINI Paceman John Cooper Works

¿En blanco y negro o en color?

Es decir, alguien que no conoce el modelo ni lo ha visto en su vida, es capaz de identificar la marca desde lejos, sin necesidad de ver el logo. A lo mejor es esa la opinión que nos faltaba. La de alguien que no tiene permiso de conducir. Alguien que no sabe qué coche es. Y sin embargo, es alguien que identifica un coche que nunca ha visto con una marca que apenas conoce.

Nosotros ya lo sabíamos, pero está más que claro que MINI se ha convertido en un icono visualmente reconocible en la mente de la gente, independientemente de su forma o de su tamaño.

Emprendemos el camino a casa, con un merecido selfie que todavía nos desvela alguno de los secretos escondidos de este modelo.

Al conectar nuestra GoPro al sistema MINI Connected, nos damos cuenta de algo que nos sorprende gratamente, hasta el punto de decir “ahora sí que me compraría este coche”.

El sistema MINI Connected incorpora una serie de modos de fotografía y disparo que no están memorizados en la cámara. Es decir, el MINI lleva una especie de “modo coche” que permite adaptar el modo de disparo a tus excursiones, de forma que puedes optimizar la imagen y la temporización, teniendo en cuenta los cambios de iluminación y las variaciones habituales de este tipo de recorridos. El control con el pequeño joystick es sencillo e intuitivo y permite llegar a las opciones fácilmente. Recomendamos que lo haga el copiloto, por motivos obvios, pero está pensado para poder ser modificado correctamente en un tiempo inferior al de un cambio de semáforo. Otro merecido punto positivo en la nota final.

MINI Paceman John Cooper Works GoPro

MINI + GoPro + John Cooper Works. ¿Se puede pedir más?

Así que, resumiendo, tenemos un coche de un precio muy elevado, con una potencia absurda, aspecto de todo terreno y sólo dos puertas, que la gente reconoce como un MINI pero que extrañamente ve como un producto de alta gama. Es decir, algo absolutamente ilógico.

Por eso estamos seguros de que es bastante probable que acabes conduciendo uno. Sería un lo único lógico de todo este artículo.

MINI Paceman JCW:

218cv
1.475kg
0-100 km/h: 6,9s
Precio de la unidad probada: 47.848€

Descargar presupuesto: Clic Aquí

Puedes ver el resto de fotos en la galería
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